Debido a la trayectoria emigrante
de España la inmigración fue prácticamente nula hasta la implantación de la
democracia, momento en el que se produce una fase de equilibrio de los saldos
migratorios netos. A partir de 1993 aproximadamente, momento en el que la
economía española comienza a crecer, desarrollando especialmente el turismo y
la construcción, el flujo de inmigrantes legales crece, debido al requerimiento
de una gran cantidad de mano de obra no especializada. Como se puede observar
en la gráfica, el año 2000 es un año clave en este crecimiento, es el año en el
que se publica la Ley de Extranjería, que introdujo cambios importantes en
cuanto a los derechos de los inmigrantes, la integración de estos en la
sociedad española, introduciendo el principio general de igualdad con los
españoles. Esta ley produjo una ola de inmigración tanto legal como ilegal, ya
que el simple empadronamiento en un municipio de nuestro país dotaba al
inmigrante ilegal de amplios derechos sociales, lo que unido con la gran
demanda de trabajadores no cualificados explica esta ola, que se mantuvo hasta
el año 2008, momento en el que la crisis económica actual empieza a notarse.
La procedencia de estos
inmigrantes es muy variada, pero sobretodo provienen de zonas cercanas
geográficamente, como áfrica, o de zonas con las que tenemos en común aspectos
culturales y lingüísticos, como por ejemplo América del Sur. Hablando en datos,
en 2006, el 36,21% del total de extranjeros eran de América del Sur, seguidos
por los procedentes de la unión Europea (34,45%) y del norte de África
(14,83%). En cuanto a la distribución geográfica de los inmigrantes en el
territorio español, la mayoría se encuentran en las ciudades mas importantes
económicamente: Madrid y Barcelona.
Cabe decir que en esta entrada nos
referimos solamente a inmigrantes residentes en España.
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