martes, 13 de marzo de 2012

LA EVOLUCIÓN DE LA EMIGRACIÓN ESPAÑOLA

España ha sido históricamente un país de emigración. Durante la 1º mitad del siglo XIX la emigración hacia América no pudo ser numerosa pues la legislación migratoria hasta 1853 fue muy restrictiva. En 1880 debido a la presión demográfica, 3.297.312 de emigrantes españoles parten a países como Brasil, Uruguay, Argentina y Cuba atraídos por su capacidad exportadora y demanda de mano de obra, ocupando en América las parcelas de actividad económica. La emigración española procedía en su mayoría de Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Islas Canarias, Cataluña y Castilla y León.
En 1959, el plan de estabilización abrió las puertas a una nueva oleada migratoria dirigida a Europa, siendo los países de acogida Francia, Alemania, Suiza, Bélgica e Inglaterra, países en los que desempeñaron trabajos para la construcción y la hostelería. Inicialmente ocuparon puestos poco cualificados pero aquellos que no retornaron se situaron en los sectores de industria y servicios.
En la actualidad gracias a la libre circulación dentro de la unión europea y a la globalización de la economía los movimientos migratorios han alcanzado una significación distinta. En los países desarrollados, el desplazamiento persigue la ampliación de las expectativas personales y profesionales o mejorar la calidad de vida. En los últimos dos años debido a la crisis económica que afecta a España se está viendo que hay españoles dispuestos a emigrar en busca de un futuro mejor.
Nos encontramos con la existencia de un millón y medio de españoles y sus descendientes residiendo fuera del territorio español. Su condición exige un tratamiento específico por parte del Estado para garantizar a esos españoles los derechos y deberes constitucionales en condiciones de igualdad con los residentes en España.  Como país tenemos una deuda moral con los emigrantes y esto se plasma en el estatuto de la ciudadanía española en el exterior.
Como conclusión hay que pensar que la economía cambia haciendo que las sociedades cambien y que todas nosotros podemos ser en un momento u otro, emigrantes.
Y haciendo alusión a la fase de Alfredo Zitarrosa: “No te olvides que el camino es para el que viene y para que el va”.

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